En mi búsqueda por descubrir la historia oculta de la Isla Nébula, conocí a un anciano en una taberna a través de un soplón. Me dio un testimonio sorprendente.
Señor Marcellos, ¿puede hablarme de cuando fue a la Isla Nébula y contarme qué hizo allí?

Me dijo, entre carraspeos: Ese fue el día en que todo se acabó para mí. Habían convocado a un grupo de canteros. Yo era uno de ellos. Nosotros... Eh... El mago de la corte nos había asignado una misión especial. Era una orden real. ¿Quién podría desobedecer al rey Travis? Además, el mago dijo que habría una gran recompensa. Creímos en su palabra y abordamos el barco.
Cuando llegamos a aquella isla cubierta de niebla, todo el lugar estaba lleno de algo espeluznante y extraño. Fuimos bajo tierra y allí... Ahí estaban estos terroríficos soldados de piedra. No tenían alma, pero podía sentir en ellos algún tipo de energía asesina. Mi tarea era repararlos y, bueno, hice lo que pude. No tenía idea de que... era una trampa.

¿Pasó algo malo? ¿Puede contarme lo que pasó?

El día que terminamos el trabajo, el mago de la corte organizó una celebración para nosotros. El aire en el salón de banquetes era extrañamente pesado.
La inquietud no se me iba, así que fui a hacer una inspección final de los soldados de piedra que había reparado y... El gran salón donde estaban reunidos los soldados estaba vacío. De repente, oí gritos que venían del salón de banquetes. Corrí hacia allí. Mientras corría, los gritos aumentaban y vi...
Mis colegas yacían allí, bañados en sangre. Los soldados de piedra buscaban sobrevivientes como máquinas demoníacas, y detrás de ellos estaba el mago de la corte. Con una expresión vacía, daba órdenes a los soldados y contaba los cuerpos. En ese momento, lo entendí todo. Planeaba matarnos a todos cuando termináramos. Hui frenéticamente e incluso me arriesgué y salté de un acantilado al mar. Las olas amenazaban con tragarme, pero pensé que sería mejor ahogarme a quedarme allí. Las olas me arrastraron y, por suerte, un barco mercante que pasaba por ahí me rescató, pero nunca volví a ser el mismo desde ese día... Es una pesadilla de la que no puedo escapar.

No puedo imaginarme lo traumático que debe haber sido ese suceso. Es difícil de dimensionar. Pero ¿por qué cree que el mago actuó de esa forma en ese momento?

Yo... Aún no sé la razón exacta, pero sí sé que esos soldados de piedra no solo estaban defendiendo nuestro reino. Intentaban esconder o proteger algo en la isla. Todo lo que vimos en esa isla nos hizo candidatos a la muerte.
Yo era un cantero común y corriente. No hacía más que pulir piedras. Pero eso nos llevó a mis colegas y a mí a la tragedia, y ahora... No soy más que un mendigo borracho.
Quiero saber la verdad, pero me temo que volverá a ser una amenaza para mí. Me estremezco al recordarlo... Quizás hubiera sido mejor morir en ese mar.
Ahora que te he contado todo lo que recuerdo, ¿puedes comprarme otro trago?