El viejo se acercó tambaleándose a los guardianes. Con el espeluznante sonido del metal chocando entre sí, los guardianes también se acercaron al anciano, que buscaba a su hijo entre ellos.
Al mirar la espalda del viejo, recordé los días que había pasado con él. Se trataba de mi mentor. Estaba en lo profundo de las montañas, solo y absorto en sus estudios, cuando me encontró y me curó después de que me hirieran gravemente mientras practicaba magia. Reconocí su destreza mágica y, después de mucho rogarle, me convertí en su aprendiz.
Durante treinta años, el maestro se dedicó a estudiar una sola cosa. Nunca habló de su historia pasada o personal, y nunca me contó el propósito de su investigación. Pero el día en que fracasó el experimento que estaba seguro de que tendría éxito, me reveló por primera vez que su trabajo se trataba de traer de vuelta a su hijo, que se había convertido en un espectro maldito.
Y no hace mucho, el último experimento del maestro también terminó en fracaso. El esquema mágico siempre fallaba cuando estaba a punto de completarse. El anciano maestro se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo, por lo que abandonó su investigación y subió a bordo de un barco para ver a su hijo por última vez antes de morir.
A pesar de que insistió en ir solo, lo seguí y llegamos a una isla remota y sin nombre. Cuando me di cuenta de que tenía la intención de convertirlo en su lecho de muerte, traté de disuadirlo, pero negó con la cabeza con determinación.
Me apartó de él y caminó solo hacia los guardianes. Apenas se defendió de sus ataques mientras trataba de localizar a su hijo. Quería ayudarlo, pero no pude persuadirlo.
De repente, una sonrisa se dibujó en su arrugado rostro. Aunque no era más que una armadura, sin rostro ni cuerpo, el maestro pareció reconocer a su hijo. En el breve silencio que siguió, el maestro exhaló su último suspiro y murió. Y el guardián, presumiblemente su hijo, permaneció congelado en su lugar, como si estuviera de luto por la muerte del anciano.
Me di cuenta de que la historia del maestro y el guardián, su historia, aún no había terminado. Estaba claro que su muerte había tocado algo más allá de la fría armadura del guardián. Prometí continuar la investigación de mi maestro, creyendo que esta sería la clave para un nuevo comienzo.