ID: 591637304
Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 1
icon Tarea del códice
Type: Colección
Categoría: Cerca de Aldea Vienta

Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 1 1

La peligrosa danza en el desierto (1)

Escrito por Flynn Rexton

"¡Ahí va el quinto! ¡Parece que voy a ganar este mes, amigo mío!".

Tienes que visitar la famosa Posada del Baile de la Flor del Desierto en Vienta durante la noche. Quienes trabajan bajo techo durante los calientes días en el desierto visitan la posada por la noche para divertirse. Una de estas típicas noches, me hallé sentado furtivamente en la barra junto a unos enanos escandalosos que estaban apostando, y el dueño me sonrió con certeza y me dio una copa de vino. Me bebí este fuerte vino de un trago y pregunté cuál era el motivo de celebración, y entonces me informaron, para mi sorpresa, ¡que estaban llevando una apuesta sobre la cantidad de viajeros que llegarían del desierto completamente desnudos!

Puerto Vienta, que está de cara al deslumbrante mar, es una hermosa aldea cargada del aromático olor de las uvas todo el año. Además, recibía a un infinito torrente de valientes viajeros, listos para adentrarse en el interminable desierto justo a las afueras de la aldea, sin tener en cuenta sus peligros.

"¡Definitivamente necesitas un guía! Pero algunos piensan que se trata de una estafa y dicen que pueden hacerlo solos".

Esto me lo explicó un enano que se presentó como Tunin, mientras me contaba que él y sus amigos trabajaban como guías. Estaba completamente de acuerdo con su visión. Un amigo y yo nos encontramos con algo similar, aunque en circunstancias diferentes, cuando visitamos Aldea Vienta por primera vez, hace más de una década.

Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 1 2

La peligrosa danza en el desierto (2)

En aquel entonces, Aldea Vienta era famosa por su vino de calidad, pero seguía estando bajo el yugo del corrupto Señor Fernan, por lo que no había guías del desierto como los hay hoy en día. Llegamos a Aldea Vienta en barco, llenos de deseos de observar algunos monstruos del desierto. Sin embargo, el ambiente en la aldea era de ansiedad y temor, lo cual contrastaba completamente con la sensación de riqueza que transmitía.

Stan Brixon, que entonces viajaba conmigo, era un joven comerciante que deseaba investigar el potencial del vino de Vienta y tal vez sacar algún beneficio, a diferencia de mí, que iba por mi trabajo de investigación. Como no había guías oficiales, los comerciantes avezados cumplían el papel formando caravanas en la posada. En aquella época había muchísimos más bandidos y cualquier comerciante que se atreviera a viajar en grupos pequeños sin contratar mercenarios corría el riesgo de perder todo en un instante, incluidas sus vidas, a manos de ladrones.

Sin embargo, no teníamos dinero para formar una caravana propia y ningún grupo de comerciantes tomaba el camino del oasis que nos interesaba. Lo único que podíamos hacer era sentarnos en algún lado de la posada, cabizbajos, y esperar; un duro golpe para los bolsillos de dos jóvenes como nosotros. Finalmente, Stan decidió que no iba a regresar a casa y dejar que el viaje hubiera sido para nada. Fue a unas cuantas posadas y habló con varios viajeros como nosotros que tampoco podían unirse a una caravana. Al final acabó formando un grupo pequeño, valiente y temerario para adentrarse en el oasis.

Los gusanos de arena son los monstruos más conocidos del desierto de Fuertepétreo, seguidos de las peligrosas cobras y escorpiones que acechan escondidos en la arena. Era muy consciente de la existencia de estas criaturas por los libros que había leído, aunque nunca hubiera visto una. Por esta razón mis jóvenes amigos comerciantes confiaban en mí para guiarlos en una dirección que pasara lo más lejos posible de esos peligros, pero yo solo tenía los conocimientos que daban los libros. Era la oportunidad perfecta para que un grupo de viajeros inexpertos entraran directo a las fauces de la muerte.

Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 1 3

La peligrosa danza en el desierto (3)

Al caminar por el desierto durante la noche para evitar los extenuantes días, nos recibieron la deslumbrante arena y las hermosas flores del desierto que crecían por todas partes. Vistas desde lejos, las flores estaban tímidamente cerradas. Nos asombró saber que incluso en este entorno podían sobrevivir plantas y flores tan cerca de la aldea. Sin embargo, un instante después, Stan, que iba a mi lado, fue atrapado por una de estas flores, que intentaba tragárselo. Todos comenzamos a gritar del susto, pero ahí no acabó la cosa. ¡Esa flor tan tímida se abrió de repente enseñó unos pétalos rosados y un enorme tallo con tentáculos que sujetaron y atacaron a Stan mientras él intentaba liberarse!
Luego nos dimos cuenta de que todas esas bellas flores se habían abierto e intentaban atraparnos con esos horribles tentáculos. Los esquivamos a los gritos mientras corríamos de vuelta a la aldea pero, en ese momento, otra flor con coloridos pétalos se abrió y nos arrojó algo parecido a una roca.

Sentí un dolor punzante y una sensación ardiente en la nuca, pero seguí corriendo hacia la entrada de Aldea Vienta sin mirar atrás. La guardia nocturna salió corriendo a recibirnos cuando nos vio y quienes llevaban antorchas se pusieron delante de nosotros para protegernos. Sin embargo, las flores del desierto ya habían guardado sus tentáculos y habían regresado a ser parte de la vegetación del desierto.

"¡Por el amor de Mafrion! ¡Qué desastre! ¿El otro muchacho salió con vida?".

Me preguntó Tunin, intrigado. Negué con la cabeza, sintiendo la amargura en mi boca. Les había pedido a los guardias que volvieran a buscar a Stan, pero dijeron que alejarnos del camino fue un error y que deberíamos considerarnos afortunados de haber vuelto sanos y salvos. Tal vez esto no habría sucedido si hubiéramos tenido a la Resistencia.

Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 1 4

La peligrosa danza en el desierto (4)

Me quedé varios días más en Vienta, rogándoles a las caravanas a punto de partir que me dejaran acompañarlos para así buscar a Stan. Fue de este modo que logré explorar la parte del desierto más cercana a la aldea, donde nos habían atacado. Sin embargo, no pude encontrar ni siquiera el cuerpo de Stan. Solo quedaba su mochila de viaje. Pasaron muchos años hasta que pude atreverme a volver a Aldea Vienta, el lugar donde sufrí una tristeza inmensa.

Es una suerte que ahora haya guías como Tunin y la Resistencia para rescatar a los trotamundos desafortunados, siempre que no viajen muy lejos. Aun con estas precauciones, quienes planeen tener aventuras en el desierto deben recordar que todos los años desaparecen una o dos personas, al menos, y que algunos viajeros acabarán como comida para las flores.

La criatura más aterradora y amenazadora para tu vida en este deslumbrante desierto no son ni los temibles gusanos de arena ni las letales cobras, sino aquellas que se abren como una flor.

exitlag


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