10 de enero de 1185
Reville Lupius al fin enseñó los colmillos y comenzó a regocijarse en sus asesinatos, como una bestia sedienta de sangre. La reina Agoedian ignoró mis advertencias y fue brutalmente asesinada. Sir Arenst, Sir Tristan y todos los vasallos leales que protegían al anterior rey fueron acusados falsamente de asesinar a la reina y los sentenciaron a morir. Los que huyeron del castillo de Solisium dicen que, a día de hoy, se siguen llevando a cabo ejecuciones y en las prisiones resuenan los alaridos de los torturados. Dicen que los residentes atemorizados abandonaron la ciudad, dejando las calles a los perros salvajes y a los cuervos atraídos por el olor de la sangre. Los planes de Reville se habían puesto en marcha desde el año anterior, cuando destituyó al capitán de la guardia, la disolvió y la reemplazó con su guardia personal, conocida como Arkeum. Se presume que los señores de Solisium, quienes eran leales compañeros del anterior rey, serán sus próximas víctimas. Debemos enviar mensajeros y prepararnos para el siguiente ataque de Reville cuanto antes. Desenvaino la espada que el rey Hortis me otorgó tiempo atrás y me vuelve el recuerdo de otros tiempos, cuando atravesó el continente con sus valientes compañeros. Siento mucha vergüenza de que yo, que había jurado defender al rey con mi sangre, no fui capaz de evitar esta terrible situación... Cuando acabe mi vida y vuelva a verlo en el otro mundo, solo sentiré vergüenza. 13 de febrero de 1185
El heraldo de Arkeum vino a entregar una carta de Reville. El muy arrogante demandaba lealtad y obediencia a Reville Lupius, el nuevo emperador de Solisium, y exigía un tributo de 1 000 pieles de lobo, 500 astas de ciervo y 1 000 estrellas Ursiestelares. Mi hermano menor, Cris, enfurecido, y Dave, aquella alma leal, desenvainaron sus espadas. Yo les pedí calma y dije con firmeza: "Mensajeros de Arkeum, llévenle esta respuesta a Reville: '¡El mismo momento que llevaste a cabo tu plan ruin para asesinar a la familia del rey Hortis, nuestra paciencia se disipó en un ardiente deseo de venganza! ¡Si vuelven a poner un pie en esta casona, sucios perros de Reville, les abriremos las gargantas y se las daremos a los lobos!'". Se montaron rápidamente en sus caballos y partieron, y una vez más se convocó una reunión con los Ancianos. Hubo un intenso debate entre quienes insistían en que se debía evitar la guerra y quienes aseveraban la necesidad de luchar con honor. Durante este desacuerdo, levanté la voz con toda mi determinación: "¡Yo, Hobs Kastler, declaro con todo mi corazón que una muerte honorable guarda más valor que una vida de sumisión! ¡No aceptaremos ningún acuerdo con los demonios!". 20 de mayo de 1185
Al alba, se anunció la invasión de las legiones de Reville, haciendo temblar la tierra al norte de las Ruinas de Turayne. Cientos de miles de soldados de la Legión de Arkeum arremetieron y la línea defensiva del norte cayó en cuestión de minutos, pero nuestros valientes magos de Laslan intentaron contratacar creando un círculo defensivo. Cerca de una hora después, una niña llamada Calantia salió del campamento de Arkeum dando grandes zancadas. Los magos y los soldados detuvieron inmediatamente el ataque al verla, pero en ese momento, la niña levantó la cabeza y apretó el puño. En un instante, todos ellos murieron envueltos en llamas. Los arqueros dispararon sus flechas, pero se frenaron en el aire y cayeron antes de tocar a la niña. Tras esto, se apuntaron entre sí con sus arcos. Ese fue solo el comienzo de la masacre de Calantia. Comenzó a resucitar cadáveres en la región de Turayne: aldeanos, soldados e incluso perros salvajes muertos volvieron a levantarse y atacaron a sus aliados en vida. La mitad de las fuerzas de Laslan fueron aniquiladas antes del mediodía y hasta lograron derrumbar la Torre Luminar. ¡Oh, Einar! ¡Concédenos la sabiduría y la fortaleza para detener a esa bruja! 10 de agosto de 1185
Durante la tarde, en un breve descanso de la batalla, miré a los pies de una colina donde yacían incontables soldados caídos de Laslan. Los lloré como lo haría un guerrero. ¡Que Einar les conceda su bendición y que sus almas asciendan! Nunca he visto mejores guerreros que ellos. Me ayudaron incansablemente durante la conquista de este territorio para el emperador Hortis, pero los cuidados y atenciones que el rey les mostraba fueron su desgracia. ¡Oh, Laslan! ¡Has perdido a tantos guerreros en esta cruel batalla! Y yo soy el responsable de sus muertes. No pude protegerlos ni salvarlos. Pero el gran Einar, que no perdona el mal, nos ayudará; estoy seguro. ¡Nunca traicionaría su confianza! Si nuestros enemigos no logran acabar conmigo, este dolor insoportable lo hará. Ya no hay vuelta atrás. Me armaré para la última batalla. De ser necesario, me prepararé para morir. 9 de diciembre de 1186
No tenía nada más que perder y ningún lugar a donde huir cuando por fin tuvo lugar la última batalla. Justo cuando tenía todo listo para aceptar una muerte honorable, Einar me extendió su mano. Docenas de caballeros sin nombre cargaron como leones contra las líneas enemigas y derrotaron a la Legión de Arkeum, abriendo una ruta de escape. Aprovechamos el caos y cabalgamos desesperadamente hacia un lugar seguro mientras nos escoltaban desde la retaguardia. Nos estaban guiando hacia un barco de guerra que nos esperaba en la costa. Resultaron ser soldados y mercenarios que estaban en contra de Arkeum, con la marina de Solisium en el centro. Un hombre corpulento que parecía ser su líder nos dijo: "Ya no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras vemos como Reville, con sus ansias de conquista, acaba con la vida de inocentes. ¡Unamos fuerzas para expulsarlos!". Al oír sus palabras, por primera vez sentí esperanza desde que la guerra había comenzado. Sus numerosos seguidores lo llamaban capitán DaVinci. |