La historia secreta de Talus

Magóloga Endora Linden

En el pasado, los Bosques Salvajes Desolados fueron un bosque frondoso y denso, rebosante de arbustos y árboles frutales.
Los orcos fueron los primeros en invadir el pacífico hogar de los elfos y mitranos. Con su sed de conquista y sus poderosos guerreros se apoderaron de gran parte del bosque.
Los elfos terminaron por formar alianzas con los humanos y resistieron. Tras muchos años de un guerra encarnizada, la alianza logró expulsar a los orcos del bosque.
Sin embargo, los humanos, que habían aprendido la magia élfica durante la guerra, también aprendieron el arte prohibido de la magia negra y la usaron para aniquilar a sus aliados.
Los humanos se apoderaron del bosque, talaron muchos árboles y saquearon a los mitranos, desolando cada vez más el bosque que alguna vez rebosó de riquezas.
Con el tiempo, los mitranos llegaron a su límite y decidieron entrar en guerra con los humanos para proteger su bosque.

Los mitranos lucharon ferozmente por su supervivencia. A pesar de las supuestas ventajas de los humanos, esta guerra desafió las expectativas y no terminó fácilmente, sobre todo por la poca experiencia que los humanos tenían en materia de guerra forestal.
Sus fuerzas perdieron muchas tropas en el bosque, por lo que recurrieron al brillante mago Talus en busca de ayuda. Talus sabía que mucha gente estaba muriendo, por lo que aceptó la propuesta. Comenzó a construir un gólem que los defendiera contra los mitranos gigantes. El objetivo por el cual Talus aceptó era ponerle fin a la guerra con la menor cantidad de bajas humanas o mitranas.
Su idea era usar a sus gólems para agotar a los mitranos más a fuerza de defensa que de ofensa. Una vez que fueran neutralizados, podría negociar para acabar la guerra. Los representantes de los humanos, agotados por la larga guerra, aceptaron el plan de Talus para terminar con algo parecido a un empate.
Tal y como Talus lo había planeado, los mitranos comenzaron a cansarse de luchar contra los gólems, por lo que su líder, Aelon el Grande, aceptó negociar con los humanos.
En el día y la fecha acordados, el gigante Aelon el Grande y decenas de ancianos mitranos se reunieron en un punto de encuentro al límite del bosque, donde los representantes de los humanos los esperaban nerviosos.

"¡Abran fuego!", ordenó el comandante humano. Decenas de arqueros salieron de su escondite y dispararon flechas ardientes. Les siguieron los magos, quienes lanzaron una lluvia de fuego mágico sobre el bosque.
Talus se dio cuenta de que lo habían engañado, pero no tenía poder suficiente para detener al ejército humano. Solo pudo quedarse mirando, horrorizado, cómo los mitranos gritaban y morían envueltos en llamas. Unos días más tarde, todo lo que quedaba del bosque se redujo en cenizas, poniéndole fin a la guerra con una victoria total de los humanos.
Talus, asqueado por la crueldad y el egoísmo de los humanos, regresó a su torre desde donde piloteaba a los gólems.
Entonces modificó los esquemas mágicos de la creación que llevaba su nombre, el gólem gigante Talus, para que atacara a los humanos a la vista, y luego desapareció.
Ese gólem gigante aún reaparece siempre que la luz de la torre se refleja sobre el círculo mágico y mata a todos los humanos que ve, siguiendo las órdenes de su maestro.