Me nombraron el mejor soldado en una campaña de depuración contra Trutizan. Por eso me enviaron con la brigada de transporte de reliquias.
Se suponía que íbamos a trasladar la reliquia real a un santuario en una isla remota. Yo estaba muy orgulloso de formar parte de esta operación.
Pero justo cuando terminamos de guardar el último paquete, el mago principal empezó a atacarnos. Pensé que algo andaba mal y hui del santuario con otros. Pero el mago nos persiguió y nos llevó uno por uno. Y además me hirió, pero no estaba dispuesto a rendirme.
El mago lanzó otro ataque y el suelo en el que yo estaba parado se derrumbó.
La conmoción casi me quebró, pero no lo suficiente como para matarme. El mago debe haber pensado que había muerto. No siguió persiguiéndome.
Luego, la niebla empezó a cubrir todo. Me curé sentado en la niebla. Me dolía todo el cuerpo, pero no se comparaba con el dolor de la traición. Lo que hizo el mago... ¿fue una acción arbitraria o un ataque planificado?
Sacudí la cabeza. Lo más importante era salir de esta isla con vida. Debía haber alguien en el muelle. Me puse de pie y miré a mi alrededor, pero la niebla era demasiado densa. Casi podía oír a alguien arrastrando algo pesado en la niebla. Quizás otro sobreviviente. Empecé a caminar. La niebla se espesaba cada vez más.