No debí haber abierto el cofre. Estaba lleno de una serie de horrores y devastación que iban más allá de lo que hubiera podido imaginar.
Fue pura casualidad que hoy haya encontrado un cofre. Cuando lo toqué, estaba atípicamente frío, lo que me recordó todos los rumores espeluznantes que había oído sobre cofres con reliquias.
"La gente que tocó el cofre cayó desmayada en el acto", "Un hombre que solo miró el cofre se suicidó tras sufrir horribles pesadillas", "Un soldado que abrió un cofre se volvió loco y atacó a sus camaradas". Pero no, solo eran rumores. No había por qué tener miedo.
Decidí abrir el cofre. Si realmente había una reliquia en su interior, Kazar me recompensaría con creces. Pero cuando lo hice, un extraño maná me rodeó y me susurró al oído.
"Tú que tendrás el poder... Ven a mí... Despiértame...". Moría de miedo, pero traté de calmarme diciéndome que no era más que una alucinación producto de mi mente.
Luego, me rodeó una espesa niebla oscura que salía del cofre. Tuve la visión de un hombre con una mirada vacía. Cuando se acercó a mí, mi pulso empezó a acelerarse.
En medio del miedo sofocante, me hice una pregunta. ¿Qué buscaba Kazar? ¿Qué poder tenía la reliquia? Acto seguido, me desmayé.
Cuando me desperté, estaba sentado en mi propio campamento. Mis amigos dicen que estaba soñando, pero sé que no fue así porque aún escucho esa voz.