Querido Dylan:
Mi viejo amigo Olson murió anoche en el frío abrazo del mar. Su hijo, que había abandonado su hogar hacía ya mucho, regresó para el funeral. Nunca se llevaron bien. Es una pena que no llegaran a hablar de todas las cosas que se guardaron durante años.
Yo tampoco fui un buen padre. Cuando me dijiste que ibas a unirte a la Resistencia, me opuse rotundamente, pero no por no confiar en ti, sino por miedo. A veces me pregunto si nuestra relación habría sido distinta si hubiera sido honesto contigo.
Toda mi vida trabajé en el puerto, pero alguna vez también luché por la libertad. El traidor Reville, de quien espero que se pudra bajo tierra, en el pasado fue un monstruo que aterrorizó a todo Solisium. El señor Hobs y nosotros, la gente de Pueblo Castelo, tuvimos nuestra propia lucha contra la Legión de Arkeum. Aunque teníamos todas las de perder, jamás huimos. Después de todo, nos esperaba la muerte ante cualquiera de las dos opciones.
Pero como por arte de magia, las fuerzas del capitán DaVinci llegaron y juntos logramos salvar Laslan. Aún puedo oír la ovación que hubo tras esa increíble hazaña. En ese entonces, solo eras un bebé; no creo que recuerdes los gritos de la gente de aquel día.
Dylan, estoy seguro de que tu pasión y tu interés en la misión salvarán muchas vidas, como lo hizo el capitán DaVinci con nosotros. No sé si alguna vez te lo dije, pero eres mi orgullo y alegría, hijo mío. Jamás hubo un momento en el que no lo fueras. No importa dónde estés ni las decisiones que tomes, siempre te apoyaré. Espero poder decírtelo en persona algún día.
Cuídate mucho.
Con cariño, Cooper.