El rostro de Labo se iluminó al recordar el momento de la huida.
"Todo se tornó blanco, y lo único que pude ver fue a Casena corriendo. Fue entonces que me di cuenta de que había nacido para Casena y solo para ella".

Lati se unió a la conversación.
"¡Yo también! Casena nos salvó. ¡Es la diosa! ¡Lati haría cualquier cosa por ella!".

Labo y Lati eran los hermanos almaceneros del Sindicato de Ferroconfianza y vinieron a la Isla Nébula para proteger las reliquias del rey que habían sido excavadas por la Resistencia.

Eran extraordinarios. Podían esconderlo todo en su pequeño almacén en un segundo, incluidas las reliquias recién descubiertas. Los soldados de la Resistencia les tenían mucho cariño.

Entonces, la gente de Arkeum también se enteró de la existencia de los hermanos. Se percataron de que todos los tesoros que la Resistencia encontraba se guardaban en un mismo almacén, que solo los hermanos podían abrir. Así que decidieron secuestrarlos para adueñarse de todo el tesoro que la Resistencia hubiera encontrado hasta entonces.

Ese día, la bestia demoníaca Éxodo aterrizó en la Isla Nébula. Muchos aventureros llegaron a la isla para cazar a la bestia, mientras que la mayoría de los soldados de élite de la Resistencia estaban de viaje más allá del portal.

Luego, hubo un incendio en el campamento de la Resistencia, el cual estaba casi vacío. Los soldados de la Resistencia y trotamundos que quedaban hicieron todo lo posible por extinguirlo.

Lati y Labo permanecieron cerca del almacén durante la conmoción, ya que el sindicato les prohibía estrictamente abandonar sus puestos. Entonces Lati sintió que alguien se acercaba sigilosamente detrás de él, pero se desmayó antes de darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

Mientras tanto, cuando Casena se enteró del incendio, pensó en Arkeum. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que los almaceneros habían desaparecido.

Cuando Lati y Labo se despertaron con unas capuchas negras que les cubrían el rostro, ya estaban en el Puesto de avanzada de Arkeum. Mientras estaban ahí, sentados en una jaula fría, se culparon a sí mismos. Luego, oyeron un grito.

"¡La Resistencia está en el puerto! ¡Vinieron por los duendes!".
"¡No, la colina! ¡Están en lo alto de la colina!".
"¡Entonces iremos a ambos lugares! ¡Soldados, vayan al punto de reunión!".

La comandante de Arkeum les espetó a los soldados confundidos. Luego, entró a la caverna y habló con los soldados que vigilaban a los almaceneros.

"Me llevaré a los duendes ahora mismo. Los trasladaré a un lugar más seguro".
"Eh, pero nuestras órdenes eran...".
"¡Silencio! ¡Ahora salgan a cazar a la Resistencia!".

Los soldados asustados salieron corriendo de la caverna.

La comandante se acercó a la jaula y rompió la cerradura con una espada.

"¡Lati! ¡Labo! Soy yo, Casena. ¡Tenemos que irnos!".

La comandante se quitó el yelmo y pudieron ver que realmente se trataba de Casena. Se quitó la pesada armadura, instaló explosivos alrededor de la caverna, tomó a los hermanos de la mano y echó a correr.

"¡Esto va a estallar! ¡Cuidado!".

Todo explotó con un destello. El impacto hizo tambalear a Casena, pero pronto recuperó la compostura y saltó al círculo mágico con los hermanos duendes. Su vista se nubló y todos regresaron a su propio campamento en un instante. La gente aplaudió, mientras Casena seguía sujetando a los hermanos con sus manos cálidas.