Hace mucho tiempo, solía salir a navegar en bote por el Río de Bamir. Mis clientes, en su mayoría, eran los sirvientes de la casona, a quienes solía recoger temprano para llevarlos hasta Herba. Después de desayunar, volvían a subir. No importaba dónde parara: siempre tenía clientes. ¡Qué buenos tiempos! Ni siquiera me cansaba de remar todo el día.

Quienes iban limpios y elegantemente vestidos eran en su mayoría personas de la Casona de Bercant. No lo digo porque sea de allí, pero esa gente lleva la elegancia en la sangre. Era una familia de mucho renombre que sirvió en el ejército durante generaciones. Los Crimson también eran nobles, pero los Bercant estaban a otro nivel. Aunque lo intentaran, los Crimson nunca fueron elegantes, aunque vistieran bien. Además, se veían... enfermos. Cuando mi primer o último cliente era uno de ellos, me arruinaban el día. Por eso, cuando tenía que llevarlos, siempre les aumentaba un poco la tarifa. No pensé que fuera a ser un problema. Los dos clanes se odiaban y toda la región tomaba partido, discreta o abiertamente, por lo que mi pequeña discriminación me parecía de lo más razonable. Pero entonces se enteraron de lo que hacía.

Un día, uno de los sirvientes de los Bercant se subió a bordo completamente borracho. Curiosamente, ese día no tenía muchos clientes y el clima estaba muy frío. Justo cuando estaba a punto de zarpar, uno de los soldados de los Crimson corrió hasta el bote y se subió sin decir una palabra. Como de costumbre, le hice pagar más. Pero el borracho, sin poder darse cuenta de la situación, soltó la lengua.

"¡Pero señor barquero! Sé que odias a los Crimson, pero ¿cómo les vas a hacer pagar el doble? ¡Ja, ja!".

Sentí cómo la mirada gélida del soldado de los Crimson me atravesó el corazón. Si las miradas mataran, yo estaría muerto y enterrado. De repente, tomó su espada. Yo empujé al borracho idiota al agua y salté detrás de él. Abandoné mi bote y nadé como si mi vida dependiera de ello. Ahora que lo pienso, no sé cómo pude nadar contra la fuerte corriente que había.

Por cierto, espero que no seas de la Casona de Crimson.