Querida Martinay.
Hola, ¡cuánto tiempo! Debes haberte preocupado mucho por mí. Lo lamento.
Tardé en escribirte porque no quería llamar la atención de los de Arkeum. Al final, logré liberarme de ellos cuando vine a Talandre. Al menos, allí sus espías no parecen saber sobre mí aún.
Ah, Martinay, tengo que darte una noticia... ¡Ya no sufro de manamanía! ¡Por fin tengo el control total de mi magia! ¿Puedes creerlo?
Hace diez años, cuando los espías de Arkeum intentaron hacerte daño, una tormenta empezó a arremolinarse en mi interior, y desde entonces, la tormenta iba y venía. Sentía como si tuviera una maldición cuando no controlaba mi magia.
Pero ya estoy aquí, y he pasado por muchas cosas. Ahora soy más fuerte y puedo controlar la tormenta dentro de mí. Aunque no pude hacerlo yo misma. ¿Conoces a Janice? Ella fue quien me ayudó. Me topé con ella en un faro y, luego, supe que era una archimaga muy reconocida. Tuve mucha suerte de conocerla.
Me ayudó a encontrar mi paz interior y conectar con la magia. Me di cuenta de que debía entenderme y aceptarme para ser capaz de controlarla.
Tengo tantas cosas que decirte, pero no puedo volver a verte por el momento. Tengo que ocuparme de un asunto. No puedo contarte mucho, pero un poder terrible que asesinó a muchas personas hace mucho tiempo está a punto de reaparecer, y debo detenerlo.
Hablé con Janice y me di cuenta de que solo puede detenerlo un Estelaris como yo. Así que eso haré.
Martinay, te escribiré pronto de nuevo. Gracias por todo el cariño y el apoyo.
- Con amor, Adriana.