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Tarea del códice Type: Colección Categoría: Sur de la Isla Nébula |
Antes de que pudiera detenerlo, me sonrió brevemente y lanzó un hechizo poderoso.
Un acontecimiento fatídico
Cuando entré por primera vez a la Escuela de Magia de Venelux, Elior estaba a un mundo de distancia de los demás estudiantes. Su actitud tranquila y relajada, su perspicacia aguda y sus geniales habilidades mágicas lo convirtieron en el orgullo de los profesores, siempre entre los mejores de su clase, mientras que yo estaba en el otro extremo, llamando la atención con mis errores torpes. Siempre fallaba en Transformación y no podía evitar meterme en problemas. Entonces, un día, ocurrió algo catastrófico. Durante mi prueba de Transformación, convertí accidentalmente a mi supervisor en una gárgola. Cuando se transformó en una horrorosa amenaza de piedra que volaba sobre nosotros, la sala de pruebas se sumió en el caos, y la gárgola me miró a los ojos y me atacó con la intención de matarme. Justo cuando pensaba que moriría, alguien se puso delante de la gárgola y pronunció un conjuro calmadamente. "¡Arcanis Umbriel Dispello!". Era Elior. Recuerdo con claridad su voz valiente y su determinación. Mientras todos los demás estaban conmocionados, Elior convirtió con su magia al gigantesco monstruo de piedra en un ser humano de nuevo, poniéndole punto final al incidente con sabiduría y coraje. Después de ese día, Elior y yo nos hicimos amigos íntimos. Pero entonces no me di cuenta de lo importante que sería este evento para mí. A la Isla Nébula
A medida que pasaban los años, tomamos diferentes caminos. Elior se graduó en la escuela de magia y cursó estudios superiores como mago, mientras que yo aprovechaba mi aptitud para el manejo de la espada para convertirme en un espadachín mágico. Años más tarde, me uní a un gremio que estaba por aventurarse hacia la Isla Nébula. Ahí me reencontré con Elior, que era el líder del gremio. Elior, un hombre a la vez mágico y sabio, se había convertido en alguien totalmente digno de liderar un gremio. Mi alegría por volver a verlo era indescriptible, y nos saludamos como si hubiéramos regresado a nuestra infancia. Con la moral en alto por la presencia de tantos miembros del gremio talentosos, por fin partimos hacia la Isla Nébula. Sin embargo, nuestro viaje fue difícil desde el primer día. Llena de trampas y monstruos, la isla era un infierno, y los miembros de nuestro gremio cayeron uno por uno. Para cuando llegamos al Santuario del Sello, la mayor parte del gremio ya se había sacrificado. Con los miembros restantes agotados por la fatiga y el miedo, llegó la peor crisis con la aparición de los gigantescos soldados de piedra. El abrumador poder de los soldados de piedra nos aplastó, hasta que solo quedamos en pie Elior y yo. Una lucha desesperada
En ese momento tenso, Elior tomó una decisión final. Antes de que pudiera detenerlo, me sonrió brevemente y lanzó un poderoso hechizo. Se trataba de un hechizo mortal que congeló todo a su alrededor. Cuando una luz brillante emanó de su mano, su cuerpo comenzó a endurecerse. Aún recuerdo a Elior convertirse en piedra. Todavía puedo ver la expresión de determinación y coraje en su rostro cuando lo dio todo para salvar a su amigo. No podía dejar que acabara ahí. Abrí el tomo mágico que llevaba consigo y lo estudié, desesperado por revivirlo. Estaba lleno de palabras incomprensibles, pero su última sonrisa me hizo seguir adelante. Logré entenderlo casi todo, pero no pude encontrar el hechizo de ejecución final por ningún lado. Desesperado, miré fijamente su boca de piedra y, de repente, recordé el hechizo que Elior había entonado de niño para hacer retroceder a la gárgola. "¡Arcanis Umbriel Dispello!". Repetí el hechizo en Elior y ocurrió un milagro. La luz de la vida comenzó a volver lentamente a su cuerpo petrificado. Sus manos empezaron a moverse y por fin volvió en sí. Nos abrazamos y lloramos. Restauró a la mayor parte del gremio y juntos encontramos el artefacto, lo que llevó a nuestra aventura a un final perfecto. En retrospectiva, me doy cuenta de que el milagro que nos salvó de la desesperanza no fue una coincidencia, sino fruto de la amistad. |