ID: 1060205153
Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 3
icon Tarea del códice
Type: Colección
Categoría: Cerca del Oasis del Santuario

Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 3 1

Vestigios de ira y tristeza (1)

Por Flynn Lexton

Fuertepétreo es una tierra yerma y despiadada, pero esto ofrece más oportunidades para conocer viajantes. Como no puedes acampar en el desierto, necesitas encontrar un oasis, y como no hay tantos, no te queda de otra más que encontrarte con otros viajantes. Además, si te topas con frecuencia con alguno, inevitablemente acabarán por volverse cercanos.
En uno de estos oasis en el desierto conocí a Regina Lehman, una artista que compensaba su falta de sociabilidad con sus impresionantes habilidades artísticas. Viajaba con incontables bocetos de monstruos, y me dijo que yo era la primera persona que se mostraba interesada en su trabajo.

"¡Es de no creer! ¡Todo el mundo se limita a preguntarme por qué desperdicio mi vida con estos dibujos!".

Tampoco podía creer que fuera la misma persona que había pasado más de dos horas dibujando en silencio entre las caravanas que rodeaban la hoguera del oasis.
De repente abrió su mochila llena de pergaminos, como para mostrarme todos los bocetos que tenía. Quería recordarle a Regina que no estábamos en una tranquila posada en Castillo Pétreo, pero no valía la pena. Sin embargo, me alegro de no haberla disuadido, porque a medida que me mostraba sus dibujos, me di cuenta de que su abarrotada mochila era en verdad una bolsa de tesoros. Sus habilidades de dibujo eran delicadas y llenas de vida. Le señalé uno tras otro, preguntándole cómo había sido capaz de capturar tal nivel de detalle de esas criaturas increíblemente peligrosas.

"¡Ah, sí, este! Este fue muy difícil. ¡Tiene sentidos muy agudos para detectar humanos!".

El dibujo que me estaba enseñando era el de un temitrán con una expresión aterradora. El único lugar donde vivían los temitranes por esa zona eran Los Bosques Salvajes Desolados, así que le pregunté con entusiasmo cómo había logrado acercarse a la criatura.

Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 3 2

Vestigios de ira y tristeza (2)

Los Bosques Salvajes Desolados están colmados de temitranes extremadamente violentos, lo cual tiene sentido en un sitio llamado así. Para empeorarlo aún más, también está repleto de gólems sin maestro que eliminan a cualquiera que se les acerque. Uno de ellos es un enorme gólem roto llamado "Talus", que ataca a cualquier criatura cercana. Algunos comprometidos y temerarios académicos estudiosos de monstruos consideran que ese lugar es tan peligroso que no vale la pena estudiarlo. Sin embargo, es necesario señalar que hay una diferencia significativa entre los campos de investigación de monstruos y de gólems (profundizaría más en ello, pero lamentablemente esto se sale del alcance previsto de este diario, así que lo guardaré para otro libro en el futuro).
Como académico e historiador, me resulta sumamente interesante que estas dos clases de criaturas de naturaleza tan diferente actúen de modo constante siguiendo el mismo patrón de conducta: intentar eliminar a cualquiera que invada su territorio. Regina dijo que necesitó de la ayuda de un amigo muy hábil de la Resistencia para completar el boceto. Entonces, me contó la historia que este acompañante le compartió.

"¿Sabías que Talus era originalmente el nombre de una persona?".

La historia que me contó era una antigua leyenda proveniente de las cercanías de Los Bosques Salvajes Desolados. Ya había oído una historia similar que me contó un viejo cantero que vivía en el Oasis del Santuario, así que la escuché con atención, en caso de que tuviera detalles que yo no conociera.
Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, en una época posterior a la partida de los elfos, pero cuando Fuertepétreo seguía cubierto de verdes bosques, se desató una guerra entre los humanos y los mitranos. Al principio, los humanos disfrutaban los beneficios del bosque gracias a la buena voluntad de los mitranos, pero a medida que la población humana aumentaba, dejaron de alcanzarles. Algunos humanos intentaron atrapar y explotar a los mitranos, así que estos, en respuesta, crearon a los temitranes para combatirlos. Para evitar ser superados, los humanos desarrollaron gólems aprovechando los conocimientos de los magos. Sin embargo, el conflicto en ascenso pronto llegó a un punto muerto: ningún bando era lo suficientemente fuerte como para doblegar al otro, así que la guerra continuó invariablemente. Eso es todo lo que sabía sobre esta leyenda según las historias que había oído.

Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 3 3

Vestigios de ira y tristeza (3)

Fue Talus, el mago genio, quien creó al gólem más grande. Según una historia muy conocida, lo creó para los humanos, pero murió cuando este se salió de control. Sin embargo, Regina me contó algo distinto.

"El plan original de Talus había sido subyugar a los temitranes usando gólems y así acabar con la guerra entre los humanos y los mitranos. Se pueden entender sus motivos, considerando que la guerra ya se había extendido por más de cien años. Sin embargo, antes de que los gólems pudieran asegurar la victoria, los humanos perdieron la paciencia y prendieron fuego al bosque".

Talus escuchó los gritos de los temitranes mientras morían en el bosque en llamas frente a sus ojos y quedó devastado por el egoísmo y la crueldad de los humanos. Después de todo, el bosque que destruyeron no era solo un hogar para los mitranos, sino para todos los seres vivos, incluidos los humanos.

En su desesperación por el acto tan egoísta de los humanos, que simplemente destruyeron todo aquello que no podían quedarse para ellos mismos, se dice que Talus decidió permanecer en el campo de batalla mientras este ardía.

"¿Conoces esa enorme montaña de piedra que parece una torre en Los Bosques Salvajes Desolados? Bueno, pues en verdad era una torre, el lugar desde donde Talus controlaba a los gólems. Talus se quedó ahí y renunció a seguir viviendo, a pesar de que tenía la opción de escapar".

Regina dice que esa es la razón por la que ni los gólems ni los temitranes se acercan a la torre. Así que gracias a lo que aprendió de su amigo, se escondió en la torre para observar y dibujar a los temitranes todo lo que quiso.
Luego de escuchar su historia, volví a mirar el dibujo del temitrán y pude entender por qué lo había representado como una criatura llena de ira y tristeza desconocida, y no como un monstruo de madera inerte que lanza piedras, como cuentan las historias de la mayoría de los trotamundos. Ese conocimiento del monstruo era lo que le daba vida a su arte.

Monstruos de Fuertepétreo: Vol. 3 4

Vestigios de ira y tristeza (4)

Le dije que me gustaría incluir su dibujo junto con su versión de la historia en mi libro. La idea le entusiasmó bastante y me dijo que seguiría ofreciéndome todas las ilustraciones de monstruos que necesitara. Aunque la mayoría de la gente común nunca verá a un temitrán en su vida, verdaderamente sería una pena que no pudieran, por lo menos, aprender algo de su historia.

exitlag


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