Empecé mi investigación sobre los vampiros hace veinte años. Antes era sanador, chamán y enterrador. Y éste último trabajo consistía en restaurar cuerpos que se encontraban muy dañados para sus funerales, y pagaban bastante bien. Entonces, un día, mientras preparaba a un muerto para su funeral, ocurrió algo espantoso. El muerto abrió los ojos de repente y se incorporó. Me asusté mucho y llamé a Rupert, mi amigo mago. El "muerto" volvió en sí cuando Rupert usó magia curativa con él, y nos explicó lo que había pasado. Y su historia cambió mi vida para siempre.

El hombre se llamaba Sergio. Solía ser un buen marinero, pero a medida que se hacía mayor le resultaba más difícil encontrar trabajo. Se pasaba el tiempo en los bares y un día se le acercó un misterioso noble. Le dijo que le daría una fortuna a Sergio si traía un barco vacío en el mar meridional de Talandre a este muelle el día de luna oscura. Sergio aceptó encantado la oferta y reclutó a otros tripulantes. Él y sus tripulantes creyeron que el noble quería el barco para llevar algún valioso tesoro, y decidieron robar parte del tesoro para ellos mismos.

Unos días más tarde, el día de la luna oscura, un enorme barco mercante emergió de entre una espesa niebla, tal y como había dicho el noble. Los marineros se apoderaron del barco y cambiaron su rumbo hacia el muelle de destino. Mientras tanto, parte de la tripulación, junto con Sergio, bajaron a la bodega de carga en busca de tesoros ocultos. La bodega de carga era fría y espeluznante. Cuando encendieron una lámpara, aparecieron cientos de ataúdes. Los marineros, aterrorizados, corrieron a cubierta, pero Sergio estaba seguro de que había tesoros escondidos en los ataúdes. Pero cuando abrió la tapa de un ataúd, se arrepintió por completo. Cientos de vampiros dormían en esos ataúdes. Los vampiros abrieron los ojos y devoraron a los pobres marineros. El único sobreviviente fue Sergio.

Sergio perdió el conocimiento cuando el líder de los vampiros lo mordió. Cuando despertó, llevó el barco a su destino, como le habían ordenado. Cuando el barco entró en el puerto, los vampiros se convirtieron en murciélagos y se fueron volando. El líder le dijo a Sergio que esperara hasta que su amo volviera y se marchó. Cuando Sergio terminó de contarnos la historia, nos suplicó que lo liberáramos de su monstruoso amo. Pero Rupert le dijo a Sergio que los medio vampiros no podían salvarse, ni siquiera con magia. Al oír a Rupert, Sergio se arrojó bajo la luz del sol ante nuestros ojos, con desesperación, y se convirtió en cenizas. Desde que ocurrió ese trágico suceso, Rupert y yo decidimos buscar una cura. Al cabo de varios años de investigación, finalmente creamos pociones y hechizos mágicos que podían evitar que los medio vampiros se convirtieran en vampiros por completo. Las llamamos "Cura de Sergio".

Me pregunto a dónde habrán ido todos los Vampiros del barco.