"¡Bueno, esto es fácil!", dijo Ricky con confianza, estirando la mano en dirección a la reliquia del santuario. A su lado, Nina miraba a su alrededor con nerviosismo y susurró: "Ricky, algo siempre sale mal cuando dices eso...".
Ricky hizo caso omiso de la advertencia de Nina y levantó la reliquia. "¡Si vendemos esto, seremos ricos! ¡Ja, ja, ja!". Pero antes de que Ricky pudiera dejar de reír, la reliquia empezó a irradiar luz y se escuchó el sonido de piezas metálicas chocando entre sí.
Los ojos de Nina se abrieron de par en par y zarandeó a Ricky por el brazo: "¿Qué fue eso? ¡Deja esa cosa!". Giré la cabeza y vi a los guardianes ancestrales acercarse a nosotros. Con la cara pálida del susto, grité: "¿Qué hacen? ¡CORRAN!".
Corrimos, con los guardianes ancestrales pisándonos los talones. Ricky respiraba con dificultad, pero no podía dejar de hablar. "¿No se supone que los guardianes ancestrales son lentos?". Nina, sudando profusamente, le gritó: "¡Ay, cállate y corre!".
Ah, ¿por qué confié en estos idiotas y me involucré en esto? El arrepentimiento se apoderó de mí.

¿Voy a morir así? Vine aquí con mis amigos para intentar robar algo por primera vez, ¿y este es mi final? Le grité a Ricky: "¡Ricky, tira la reliquia! ¡Nos matarás a todos si te aferras a ella!". Pero Ricky se negaba a hacerlo. "¿Quieres que la suelte? ¡Pero si vale una fortuna!".
Justo en ese momento, uno de los guardianes ancestrales lanzó su pesada espada contra Ricky, quien gritó y rodó hacia un lado para esquivarla. Nina gritó desesperada: "¡Nuestras vidas son más importantes que el dinero, idiota!". Cuando Ricky esquivó otro golpe, añadí: "¡Ricky, tira esa reliquia o moriremos todos!".
Ricky finalmente tomó una decisión y le arrojó la reliquia a un guardián ancestral, esta lo golpeó en la cabeza con un estruendo metálico y los guardianes ancestrales se quedaron instantáneamente paralizados en su lugar.
Y así de fácil logramos escapar. Mientras recuperaba el aliento, con una expresión seria, Nina dijo: "Ricky, tenemos que parar. No vamos a vivir mucho si seguimos haciendo esto". Ricky sonrió tímidamente, rascándose la cabeza. "Está bien, está bien, tendré más cuidado la próxima vez". Nina lo fulminó con la mirada. Solo entonces, Ricky juró que no habría una próxima vez.
Los tres nos miramos en silencio durante un momento, y luego nos echamos a reír de la alegría de estar vivos. Era hora de volver a nuestras vidas. Ricky y Nina nunca volverían a soñar con robar... O eso espero.