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Tarea del códice Type: Colección Categoría: Cerca de Pueblo Castelo |
Para mi querida amiga Diana, que brilla tanto como una estrella
Gracias a los cielos despejados, ¡las estrellas en la noche brillan más que nunca! ¿También brillan así en donde tú estás? Siempre llorabas tanto que mi ropa quedaba empapada de tus lágrimas. Me preocupa que estés sola en el cielo, sin mí.
Todavía recuerdo tu calidez. Cada momento de nuestro primer encuentro, cómo me sentí cuando nuestras miradas se cruzaron, el abrazo que me diste... Lo recuerdo todo. Ay, Diana, qué feliz estaba de que fueras mi amiga.
A tu costura le faltaba algo de destreza... Aunque si Gale pudo soportar tus costuras tan desastrosas, supongo que yo también puedo.
¡O eso espero! Aunque no fueron muchos, jamás olvidaré los días que pasamos juntos. Lo que más echo de menos es cómo solíamos recostarnos a hablar bajo la sombra de Susurrares.
Siempre me hablabas sobre ese "niño" que conociste en la capilla. Siempre destacabas su generosidad y cómo ayudaba al anciano Yann a cuidar al resto de los niños. De solo recordarlo, sonreías.
Prometiste crecer rápido para que ustedes dos pudieran castigar a los hostigadores que amenazaban a Susurrares.
Me lo repetiste hasta el día en el que te convertiste en una estrella en el cielo. "Ayuditas, protege a Susurrares, incluso si yo muero". Esas fueron tus últimas palabras antes de irte. Diana, sin ti siento un enorme vacío dentro de mí. Quizás por eso el poder que dejaste en mi interior comenzó a debilitarse. Como no aprendiste magia correctamente, tu esquema mágico comenzó a desvanecerse en cuanto desapareciste.
De todas formas, seguí manteniendo la promesa que te hice. ¡Te dije que protegería a Susurrares!
Así que me aferré a mis poderes debilitados y me dirigí hacia Susurrares tan pronto como pude. A pesar de que estaba cayendo en un profundo sueño, quería ayudar.
Cuando creí que había perdido todo tu poder, temí que nunca volvería a ver la luz. Pero en ese momento, cuando creí que todo estaba perdido, me di cuenta de que tenía fuerzas para moverme.
Sin embargo, nada me traía felicidad. Cuando desperté, ¡la Isla de los Susurros estaba ardiendo en llamas! Creo que Susurrares me entregó el poder del Fragmento estelar como una forma de protegerse.
No sabía qué hacer, más que rondar por Susurrares, impaciente, y esperar a que llegaran los Estelaris. Recé para que me escucharan y alguien viniera a ayudar a Susurrares.
Cuando mi esperanza estaba por esfumarse, ¡presencié una aparición milagrosa! ¡Por fin conocí a los Estelaris de los que siempre hablabas!
Me explotaba el corazón de alegría. ¡Había rezado para que vinieran! Me habría gustado trepar a la copa de Susurrares y que bailáramos juntos, pero mantuve la calma. ¡Aún teníamos que salvar a Susurrares! El niño era increíble, tal y como siempre dijiste. ¡Levantó las manos que emanaban un brillo púrpura y derrotó al rey Verte de un solo golpe!
Pero, desafortunadamente, parece que la incontrolable fuerza astral sobrepasó al niño, al igual que te pasó a ti, Diana...
Para estabilizar la fuerza astral, partimos de la Isla de los Susurros y fuimos a Laslan. El niño estaba un poco nervioso porque era la primera vez que salía de la isla, ¡pero no hay de qué preocuparse! El niño se encuentra bastante bien.
Me gustaría acompañarlo y brindarle apoyo. Cuanto más me alejo de Susurrares, más me pesa el cuerpo. Creo que nuestros caminos se separan aquí.
¡Pero no pasa nada! Cuando pienso en cómo el niño pudo superar todos los desafíos a los que se enfrentó, sé que no tendrá problema en lidiar con los obstáculos que le depare el futuro.
Ay, Diana, te echo de menos más de lo habitual porque se acerca tu cumpleaños... Siempre que me siento así, alzo los ojos al cielo para ver el mar de estrellas. Y cuando encuentro la más brillante de todas, puedo sentir tu calidez. Entonces no dudo de que sigues a mi lado, porque ese calor me resulta muy familiar.
Soltaré mis cartas al viento para que te las haga llegar, y espero que sepas cuánto te extraño. Quizás algún día el viento también me lleve adonde estás... Espero volver a verte algún día. Hasta entonces, te imagino en el cielo nocturno.
- Por siempre, tu incondicional Ayuditas |